Con la presencia del Obispo Jorge Vázquez, el  padre Arturo Gilotti, Vicario General de Morón, asumió como párroco en San Miguel Arcángel el pasado 10 de marzo, acompañado por el P. Jorge Oesterheld, también Vicario General; el Canciller del Obispado y Párroco saliente de la mencionada comunidad, Pbro. José Luis Guglielmo; y numerosos hermanos en el sacerdocio. También fue emotiva la presencia de sus familiares y de la feligresía que tantos años acompañó de la Parroquia Sagrada Familia, de Morón Sur; y de anteriores destinos pastorales, como Resurrección del Señor, de Haedo.

Como leyó el Canciller en el nombramiento, el Sr. Obispo, agradeciendo la disponibilidad del P. Arturo y el trabajo realizado por el P. José Luis, le encomendó también la dirección pastoral del Colegio Parroquial Don Bosco, para que junto a toda la comunidad abreve con fuerza el camino al Sínodo Diocesano; y como resalta el Papa en Evangelii Gaudium, que la parroquia en todas sus actividades aliente y forme a sus miembros para que sean agentes de evangelización.

DIOS AMÓ TANTO AL MUNDO, QUE LE ENTREGÓ A SU HIJO

La gran cuestión es el amor, enfatizó Mons. Vázquez. “Dios amó tanto al mundo, que le entregó a su Hijo para que se salve. Nos entregó a Jesús para que nos abramos a la luz, para que tengamos vida. Dios nos ama con amor de padre y madre porque es misericordioso. Tiene entrañas de misericordia y se conmueve con lo que nos pasa. Como padre, nos ayuda a crecer respetando nuestra libertad. Y también nos ama con amor de esposo. La Biblia, como decía el Papa Benedicto, es en definitiva una historia de amor. Una historia de amor entre Dios y su pueblo.

Pero también es amor de amigo, ese amor que es confidencia, que es intimidad, que es el compartirlo todo y que tiene que ver con lo que Jesús dijo: ‘Ya no los llamo siervos sino amigos, porque les conté la confidencia fundamental’.

Dios es amor, quiere nuestra salvación, ama al mundo, a la humanidad y su historia. Dios nos ama a pesar de nuestras faltas de amor. Dios no deja nunca de amar. El amor de Dios es más fuerte que toda la maldad que existe en este mundo, sobre todo por su misericordia.

Ante el mal que el hombre hace, Dios redobla la apuesta y su respuesta es Jesús en la cruz. Nuestra mirada en la vida debe dirigirse siempre hacia la cruz, donde está la gloria de Dios, la gloria de Jesús, que es su don de la vida que hace por nosotros.

Esto tiene que ver con lo que estamos haciendo al instituir al P. Arturo como nuevo Párroco, porque lo que un Párroco tiene que hacer es mostrar y ser sacramento en la comunidad de ese Dios que es amor.

Por eso le decimos padre. Y como tal debe hacer crecer a la comunidad, respetarla, tiene que tener paciencia y mansedumbre, tiene que mostrar en concreto que Dios es amor. Que Dios vino a entregar su vida por nosotros. La vida de un Cura es esto, entregar la vida por amor. Él mostrará siempre el amor de Dios.

Es hermoso, apasionante el vínculo con la gente y el servir al pueblo de Dios. Y sobre todo, llevarle en estos tiempos la alegría, la alegría del Evangelio, la alegría que tiene un nombre y es Jesucristo.

Caminemos juntos llevando la Buena Noticia. Caminemos hacia el Sínodo Diocesano, caminemos como pueblo de Dios llevando la alegría, como una Iglesia que sale y no se queda encerrada, que sale y anuncia como lo hizo Dios, quien salió de sí para dar la vida por nosotros”.

¿QUIÉN COMO DIOS?

El significado de Miguel es: ¿Quién como Dios? El P. Arturo expresó a los presentes su devoción a San Miguel Arcángel y su certeza en el cuidado que él tendrá por su ministerio y por la comunidad.

Expuso también su amor por la Iglesia y por los presentes, y su gratitud al Obispo por esta nueva misión que le confía.

“El fundamento de mi fe es el Señor. Vengo sin pretensiones, como nos invita nuestro Obispo vengo a acompañarlos, a quererlos, a caminar juntos y a compartir en la fe, a vivir y a tener experiencia cristiana”, destacó el nuevo Párroco.