Junto con las fiestas patronales de la capilla Nuestra Señora de la Asunción, en el barrio Carlos Gardel, la comunidad recibió del 18 al 20 de agosto el Gesto Misionero de la Región Buenos Aires, del que participaron misioneros de distintas diócesis de la región, que se sumaron a los de la propia comunidad y los llegados de las distintas diócesis. La ocasión sirvió para acompañar a la comunidad en la celebración de sus fiestas patronales.

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La sensación, como resumía Mario de la parroquia de Fátima de Ituzaingó, es que los misioneros eran los misionados, por el testimonio encontrado en las distintas casas del barrio.

Estaban Jorge Vázquez, Obispo de Morón, Jorge Martín Torres Carbonell, Obispo Auxiliar de Lomas de Zamora, el padre Rodrigo Vega y el Diácono Ernesto Puca, de la Unidad Pastoral que atiende la zona, el padre Silvio Rocha, Delegado del Obispo para la Animación Misionera, el padre Pablo Aguilar, de la Parroquia Santos Ángeles Custodios, de Ituzaingó, que recorrieron junto con seminaristas y misioneros de la Diócesis y Diócesis vecinas.

“Nos encontramos como misioneros reunidos con los residentes del barrio. Pudimos compartir entre nosotros y con la comunidad. Quienes hemos venido de visita, terminamos sintiendo este lugar como nuestra casa”, resumió el padre Silvio.

Haciendo referencia al texto del Evangelio en el que después de predicar un tiempo, Jesús vuelve a su lugar de origen, al lugar donde se crió, el Delegado para la Animación Misionera subrayó que a veces cuesta compartir la fe con la propia comunidad, con la propia familia, como le costó a Jesús. Pero así y todo, aunque les costaba creer en Él, Jesús igual les anunció la buena noticia. “Debemos obrar del mismo modo en la dificultad, debemos anunciar la fe, anunciar que Dios está con nosotros y no nos abandona”, sostuvo.

También destacó que durante el gesto sucedió el milagro como en los tiempos de Cristo, de que Dios nos reúne como una gran familia. “Tenemos en ocasiones muchos motivos para distanciarnos y por momentos, el mundo hace que nos alejemos. Se crean divisiones, grietas. ¿Cómo hacemos para unirnos y juntarnos? Ahí está Jesús, Él se hace puente para unirnos y María, nuestra Madre, sostiene esa invitación. Jesús es un puente de amor, perdón y misericordia. Él nos ama y perdona porque somos sus hermanos, nos tiene misericordia porque somos débiles. Como Él, seamos misericordiosos y pongámonos a la altura del otro en lo que necesita. Jesús señala que hoy se cumplió esa escritura en la que se abren los corazones, se perdona, se libera. Y nosotros hoy, aquí, sentimos que ha ocurrido así”.

Ser Santos es Ser felices

Durante la homilía de la Misa de cierre del Gesto Misionero el Obispo recordó que como la Virgen salió a visitar, “nosotros con la virgen, como ella en el misterio de la visitación, salimos a saludar y acompañar y a animar a la gente”.

Ante todo, dijo el padre Vázquez, a María “la tenemos que felicitar, la queremos aplaudir, porque hoy María alcanza la plenitud total”, dijo en referencia a la fiesta de la Asunción. “Ella lo acompañó siempre a Jesús. Caminó su vida. Su vida es camino junto a Jesús. Desde la humildad, desde el servicio, desde la fe… La fe que a veces es caminar un poquito a oscuras, desde la esperanza. Su vida se fue transfigurando hasta llegar a esta belleza enorme, a esta vida plena que tenemos en la imagen de la Asunción, en cuerpo y alma”, explicó el Obispo de Morón.

Asimismo, pidió “a la Virgen que nos ayude a entender este camino como hizo ella, María Reina, María Exaltada. Pero no es como si fuera las imágenes de exaltación y de apariencia que hay en el mundo. No es esa apariencia del famoso, del que vende imagen. María no vende imagen. María es. Toda llena de gracia, transfigurada por la gracia en una belleza enorme que tanto necesitamos…”

Con María, el padre Vázquez pidió recordar que el camino de Dios es el camino de la felicidad, “la felicidad plena que alcanzaremos en la casa del padre. Ya maría está allí. Nosotros vamos caminando. Y lo hacemos con esperanza. Porque ella ya está. El camino ya está hecho. El destino es ese. No es la muerte. Sino, que mundo absurdo… Que vida sin sentido. Si todo termina en la muerte, triunfa la injusticia, la corrupción, triunfa la muerte; esas son formas de muerte. Nosotros somos felices cuando apostamos por la vida. Así que lo queremos hacer hoy es pedirle a la virgen un compromiso mas grande con la vida, saber que ser santos es ser felices. Feliz de ti porque creíste. La felicidad grande está en la santidad, está en el camino de Fe, de Esperanza y de Amor.

Tras la celebración de la Eucaristía hubo una procesión por el barrio, para cerrar así tres días de anuncio, de misión, de alegría, junto con María y con nuestros hermanos de las diócesis de la región Buenos Aires.

Gracias a Claudia y al P. Rodrigo Vega de la Comunidad Virgen de la Asunción por todos los testimonios que nos compartieron.