Con la presencia de más de 5000 fieles de todas las comunidades, la Diócesis de Morón celebró sus Confirmaciones Diocesanas. La diócesis invitó a vivir esta celebración, que tuvo lugar en el colegio Monseñor Solari, como un Gesto Sinodal, en el marco de su I Sínodo Diocesano. 1100 jóvenes y adultos recibieron el Sacramento de la Confirmación en una jornada que sirvió además para celebrar las Fiestas Patronales, y para unir a la diócesis al cierre del Sínodo de los Jóvenes que se celebra en Roma.

Homilía  del Obispo

Acabamos de invocar el Espíritu Santo que nos anima, que nos ilumina y que nos da la comprensión de lo que estamos celebrando esta tarde. El Espíritu está aquí. Y el Espíritu nos mueve y nos invita a salir para llevar el nombre de Jesús a todos, para llevar el Evangelio.

Lo hacemos en el contexto de nuestro Sínodo Diocesano. Nuestro primer sínodo, eso que significa caminar juntos. Y aquí estamos juntos. Y que hermoso es vivir esta comunión, vivir esta experiencia de fraternidad auténtica, vivir esta experiencia del Espíritu Santo que nos saca de la dispersión, nos uno, nos reúne, en un solo cuerpo, en un solo pueblo. Por eso caminamos como pueblo animados por el Espíritu.

El otro contexto es el de nuestra Fiesta Patronal Diocesana. Hoy celebramos a nuestra Señora del Buen Viaje, la Virgen del Camino, la Virgen que nos acompaña en el caminar.

El Espíritu nos anima, nos impulsa, nos empuja. Y María nos va abriendo caminos. Abre los caminos para que todos podamos transitar el misterio de llevar el Evangelio a todos.

Además celebramos la Confirmación, el Sacramento del Espíritu Santo. Lo reciben especialmente los Jóvenes, por eso esta Asamblea, esta reunión, esta comunión, esta marcada por ustedes queridos jóvenes. Y en ese sentido queremos unirnos muy especialmente como Iglesia de Morón con todos los jóvenes al Papa Francisco, que mañana en Roma cierra el de los Jóvenes. Nos sentimos unidos también a Pedro que es el que nos va guiando y sosteniendo en la Fe.

Que les podría decir chicos. Ante todo, esto parte del encuentro. Ustedes están aquí porque se encontraron con alguien que es capaz de darle sentido a la vida. Se encontraron con Jesús. Y Jesús es como la fuente de sentido para nuestro vivir. Y ese encontrarnos con Jesús hace que también nosotros queramos compartirlo con los demás. No es para nosotros solos. Es para todos. Y por eso queremos caminar. Por eso queremos anunciar el Evangelio. Y hacerlo como jóvenes mostrándonos verdaderamente la autenticidad de lo que significa tener Fe, de lo que significa la Esperanza, de lo que significa vivir plenamente el misterio de la Fe, la Esperanza y del Amor.

El Espíritu Santo vendrá a ustedes, y va a ser como ese viento que impulsa, el viento que empuja, el viento que nos saca de nuestros esquemas y nos lleva hacia horizontes que nos sorprenden. Hoy tenemos que descubrir aquí también todos que Dios nos sorprende, y que el Espíritu Santo nos sorprende. ¿Saben por qué? Porque es libre. Es libre. El viento sopla donde quiere. El Espíritu lo mismo. No sabemos ni adónde viene ni a dónde va.

Por eso tenemos que estar abiertos como Iglesia a esa sorpresa de Dios, sorpresa del Espíritu, que es vivencia, en definitiva, de este Sínodo Diocesano, de este caminar juntos. El viento, pero está el fuego también, y el fuego es el que te quema el corazón, es el que te llena del amor de Dios, el que te da entusiasmo, el que te da ganas, el que realmente te motiva.

Entonces dejemos que el Espíritu Santo nos ilumine, nos va a iluminar con esa luz en la Fe, va a hacer que esa luz de la fe sea muy concreta en nuestra vida, y sobre todo, ¿saben qué lo que va hacer en la fe? hacernos conocer a Jesús. Porque nadie lo conoce a Jesús, a un Jesús vivo, no a un Jesús que yo leo, el Jesús vivo ¿quién te lo hace conocer? El Espíritu Santo. Y todos nosotros, empezando por mi, tenemos que abrirnos a esta novedad continua, tenemos que ver que significa para mi el primer anuncio: Cristo murió y resucitó. Qué me dice a mí, qué tiene que ver con mi vida. Entonces eso, no, esa luz que nos va iluminando, que nos va haciendo descubrir el misterio de Jesús, el misterio de su amor.

Pero como decíamos el Espíritu nos saca los caminos, Maria nos va trazando las sendas, nos va llevando, sobre todo en el misterio de la Visitación, que va llevando la presencia de Jesús en su seno, y nos invita a nosotros acompañarla en esta tierra de Morón. La virgen del Buen Viaje, Virgen de Camino, nos está invitando: vamos, salgan, Iglesia salí, yo voy con ustedes, pero salgan, no se queden, muévanse, Iglesia verdaderamente en salida, Iglesia que también acoge a todos, Iglesia que abre las puertas, que se convierte también en una tienda de campaña para curar a tantos heridos. Con la virgen nos ponemos en camino, Ella siempre está.

Queridos jóvenes, el Espíritu Santo nos quita el miedo. No tengamos miedo de decir que somos discípulos de Jesús, no tengamos miedo de mostrarnos como somos, desde lo más profundo de nuestro ser. Somos cristianos, discípulos de Jesús. Le seguimos, lo amamos, y nos jugamos por Él. Como Él se jugó por nosotros. No hay mayor amor que dar la vida por los amigos. Jesús lo hizo. Y ante ese don de amor infinito, cuál es la respuesta sino el amor, el amor a Jesús, que implica necesariamente el amor a los hermanos.

Pedimos al Espíritu Santo, para ustedes jóvenes, pero también para nosotros, pero especialmente para ustedes, que puedan realmente con la fuerza del Espíritu Santo mostrarnos caminos nuevos, mostrarnos que es posible ser hermanos, mostrarnos concretamente que es posible vivir en la Justicia, en la Paz, sin grietas, sin grietas, y ocupándonos sobre todo de los más pobres, de los mas frágiles, de los más necesitados. Porque así sintonizamos con Jesús. Es posible una Argentina nueva, es posible. Depende también de lo que cada uno de nosotros ponga en juego.  

Como Iglesia queremos ser fieles. La iglesia de Morón quiere ser fiel. La iglesia de Morón le pide al Espíritu Santo que se derrame abundantemente sobre nosotros para que salgamos a los caminos, para que seamos peregrinos, para que seamos aquellos que anuncian la alegría. ¿Qué vamos a llevar? ¿Qué necesita nuestra gente ¿nuestras familias, nuestros barrios, nuestras universidades? ¿Qué necesitan? Necesitan esa alegría que brota del amor que da sentido a la vida. Porque sin ello todo lo demás no sirve. Lo dice Pablo. El amor es lo más grande. Si no tengo amor no tengo nada, cero. No tengo nada. Aunque tenga todo el poder, todo el dinero, y todo el prestigio, que siempre nos amenaza. Aunque tenga todo eso, si no tengo amor, no sirve para nada. Y en el fondo, tampoco yo estoy sirviendo para nada.

Que la Virgen nos acompañe, que los santos intercesores y patronos de este sínodo diocesano también nos animen. Ellos fueron aquellos que se jugaron y salieron, Iglesia en salida, hace muchísimo tiempo: El cura Brochero y la beata Mama Antula. Ellos también nos están acompañando, están señalando un sendero, y nos están marcando también un estilo, una manera de vivir. Que Dios los bendiga a todos y la Virgen los acompañe.

Jorge Vázquez
Obispo de Morón