Quiero dirigirme de una manera muy especial a todo el pueblo de Dios que peregrina en esta tierra de Morón, Hurlingham e Ituzaingó, que es el Santo Pueblo Fiel de Dios. Y como Pueblo de Dios también emprendemos juntos el camino de la Cuaresma.
Este mensaje para animarnos, sobre todo en esta Cuaresma, a caminar juntos. Porque también el caminar juntos, que significa el sínodo diocesano que estamos celebrando, culmina dentro de unos meses. Entonces, esta cuaresma tiene un sentido muy fuerte. Es un tiempo fuerte, es un tiempo en el que experimentamos a Dios de una manera más profunda, en el que conocemos a Cristo desde una experiencia viva, en el que tratamos de identificarnos con su misterio pascual, muerte y resurrección, en el que profundizamos el santo Bautismo que una vez recibimos.
Que este tiempo de la cuaresma nos lleve a profundizar la Fe, a vivir una caridad viva, operante desde esa Fe, a tender la mano al necesitado. Que nuestro ayuno sea sobre todo un ayuno de egoísmo, de actitudes a veces soberbias, de palabras que hieren… Ayunemos de todo eso, y vivamos a fondo ese amor que nos hace hermanos
Caminamos juntos. Eso significa que el sínodo es un momento en el que nosotros profundizamos la fraternidad, profundizamos ese ser hermanos.
Cuaresma es camino. Nosotros lo hemos emprendido. Aquí estamos. Quiera Dios que el Señor nos conceda todo, esta gracia de una escucha profunda y atenta de la palabra de Dios que nos da vida, porque sabemos que ahí está la verdadera vida, ahí está el punto en el cual encontramos el sentido de nuestra vida y de nuestro caminar.
Que tengan una cuaresma feliz. No tiene que ser un tiempo de amargura porque desemboca en la Pascua, en la alegría. Profundicemos la alegría de la Pascua.
Que Dios los bendiga a todos, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.