La diócesis de Morón transita desde este año el primer Sínodo Diocesano de su historia. Y para ponerse en marcha, tuvo este fin de semana una Asamblea Sinodal de la Escucha. Junto con el Obispo Jorge Vázquez, participaron más de 1500 miembros de todas las comunidades de la diócesis, de entre 12 y 89 años.
Durante la mañana, los asistentes trabajaron en torno a la “Escucha de la Realidad”. Tras una charla del Dr. Agustín Salvia, Director del Observatorio de la Deuda Social de la Pontificia Universidad Católica Argentina, tuvieron su primera sesión de trabajo en grupo. En total, se conformaron 70 grupos de trabajo, organizados de manera aleatoria, buscando incluir diversidad de edades y procedencias para enriquecer la discusión y los debates. Los grupos volvieron a juntarse tras la sesión de la tarde, después de la presentación del padre Gerardo Söding, sacerdote de la diócesis de San Isidro, vicedecano de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica Argentina, quien buscó iluminar la reflexión desde la Palabra y la Fe.
Cuando se inició el Sínodo, se pensó en una Asamblea que en un primer año no marque lineamientos, sino que, iniciando un camino de largo plazo, esté dedicada a la escucha de todo el pueblo, y a la escucha de lo que el Espíritu vaya despertando en el pueblo. Fue organizada por el Secretariado del Sínodo, en el que tienen representación las parroquias, los movimientos, jóvenes y distintas expresiones de la diócesis.
El encuentro culminó con la celebración e la Santa Misa, que presidió el Obispo. En su homilía, explicó que ese día era un día de escucha también para él: “El obispo va a recibir todo lo que ustedes trabajaron y va a tratar de ver qué le está diciendo Dios a través del Pueblo de Dios, que le está dictando”. “El Obispo, la Iglesia de Morón quiere escuchar a este pueblo. A este pueblo que formamos”, profundizó.
“Estamos en camino. Y queremos caminar bien. Y es un viaje con horizonte de eternidad”, aclaró, y explicó que en ese camino “la Virgen nos ayuda a hacer un buen camino. Y a que todos en este viajar tengamos la conciencia de que tenemos que trabajar por la felicidad de todos. Nadie va a ser plenamente feliz cuando está rodeado de infelicidad; no se puede ser plenamente feliz cuando hay hermanos que tienen mucho dolor”.
“La evangelización”, continuó, “es un proceso de comunicación”. Y para comunicar la Palabra, llevar la palabra de Jesús, “tiene que haber escucha. Escucha gratuita de la palabra que vamos a anunciar”. “Muchas veces no escuchamos. Podemos estar sordos. Y Jesús viene a liberarnos de la sordera, porque cuando estamos sordos, también nos quedamos mudos, porque no podemos hablar”, aclaró, y luego explicó: “No podemos ser una Iglesia muda, una comunidad muda. Tenemos que ser una Iglesia, una comunidad, que a los pies de la virgen hable de su hijo”.
Se trata, completó, de “un Jesús que también está presente en los hermanos, sobre todo en los más pobres. Por eso escuchar a la realidad es escuchar a Jesús”, y de un “desafío que Jesús nos presenta para que tengamos misericordia con Él”.
“Si me preguntan qué escuche hoy (les digo que) escuché y sentí alegría. La sentí en ustedes. Y la siento en mí”, continuó el Obispo Vázquez, y recordó que el sínodo “se hace de rodillas. En la oración. Todos los días. Pidiéndole al señor que nos guíe. E insistiéndole al espíritu (para) que nos anime, que nos dé coraje, para escuchar. Para anunciar. Para servir. Para la misión. Para comunicar la alegría de Jesús. Ese es el camino del sínodo diocesano”.