El sábado 19 de junio la Diócesis de Morón celebró la Fiesta Diocesana del Corpus Christi con una procesión en la parroquia Virgen de la Asunción, Nuestra Señora de los Dolores, en Haedo. El Obispo Jorge Vázquez presidió la Eucaristía y posterior procesión, culminada en el Hospital Posadas.

En su homilía, el Obispo se refirió a la «realidad social tan difícil, la realidad de nuestro pueblo humilde y sufriente, pero que sin embargo, celebra la vida como lo vemos en nuestros barrios». Y en referencia al pedido de Jesús al multiplicar los panes y los peces en el milagro de la multiplicación, lema de esta jornada diocesana, completó: «Denles ustedes de comer, significa para nuestra Iglesia de Morón hacerse
camino y pan para saciar todas las hambres a través de la dinámica del amor. Prolongando así el gesto de la Eucaristía, el memorial de la vida entregada, el pan partido para compartir, gesto que hace viva la presencia de Jesús».

«La Eucaristía nos compromete, nos mueve al amor social, nos hace capaces de construir una sociedad, un país en el que reinan, la paz, la justicia, el amor, una patria de hermanos, la civilización del amor», expresó.

Compartimos la homilía completa del Obispo, junto con imágenes de la celebración y la procesión.

 

Fiesta Diocesana de Corpus Christi 2022
Carlos Gardel – Htal. Posadas
“Denles ustedes de comer” (Lc. 9, 13)
La Eucaristía nos mueve al amor social.

La mirada de amor
El Evangelio de la multiplicación de los panes que acaba de ser proclamado nos muestra a Jesús en medio de la gente.

Jesús está con la gente, Jesús, escucha, ve, siente lo que le pasa a la gente, a la multitud que lo sigue.
Jesús está en medio nuestro, nos escucha, nos ve y siente lo que nos pasa. Dejemos que su mirada de amor llegue a lo más profundo de nuestra alma.

Pidamosle que nos comparta su mirada:

“Dános Señor, la mirada de tu corazón que se conmovíó ante el hambre de pan y de amor”. (Oración del documento de trabajo del sínodo). Danos Señor la mirada de tu corazón compasivo y misericordioso para mirar a los que están tirados a un costado del camino de la vida y no pasar de largo anestesiados por la indiferencia.

El mirar de Dios es amar (San Juan de la Cruz). La mirada de Jesús es entonces una mirada de amor. Jesús nos mira con amor y nos comparte su mirada.

Queremos mirarnos a nosotros mismos, nuestra historia, nuestra familia, nuestro barrio, nuestros logros, nuestras alegrías, nuestros fracasos, nuestra fragilidad nuestras miserias y pecados desde esa tu mirada que llega a lo más profundo de nuestro ser, porque Tu verdaderamente “nos sondeas y nos conoces”(Salmo 139,1) Nos miramos aceptándonos y bendiciendo nuestra vida como lo hace Dios.
Jesús regálanos tu mirada para mirar a los otros, como vos los mirás para que descubramos la riqueza de los dones de cada uno. Los otros no son un límite, un obstáculo para nuestras ambiciones, competidores y menos enemigos…Los otros son un regalo de Dios que nos enriquece. Los otros son mis hermanos.

Queremos mirar la realidad de nuestro mundo tan contradictorio y desafiante a la vez. La realidad social tan difícil, la realidad de nuestro pueblo humilde y sufriente, pero que sin embargo, celebra la vida como lo vemos en nuestros barrios.

Danos Señor la mirada de tu corazón! para mirar al mundo con tu mirada. La tuya es una mirada comprometida, que se juega, que asume y se encarna.

Denles ustedes de comer – háganse cargo

En esta tarde los que estamos aquí, nos sentimos, por un lado parte de esa muchedumbre de gente que busca a Jesús y, por otro, discípulos elegidos para que nos hagamos cargo con Él, de todas las hambres y necesidades de la gente

¿Qué significado concreto tiene para nosotros esta invitación de Jesús. Para cada uno, para nuestras comunidades, para nuestra Iglesia de Morón que transita su primer Sínodo Diocesano? ¿Qué hacemos frente ante tanta carencia, qué hacemos con los heridos de la vida, con los desesperanzados, con los caídos, con los jóvenes que no le encuentran sentido a la vida, con las nuevas esclavitudes que pisotean una y otra vez la dignidad del ser humano? Qué hacemos con las consecuencias, las secuelas que dejó en todos nosotros la pandemia, con el hambre de escucha, de encuentro, con los miedos que nos marcaron, con la tristeza y, sobre todo con el hambre de esperanza?

Denles ustedes de comer, significa para nuestra Iglesia de Morón hacerse camino y pan para saciar todas las hambres a través de la dinámica del amor. Prolongando así el gesto de la Eucaristía, el memorial de la vida entregada, el pan partido para compartir, gesto que hace viva la presencia de Jesús. Acabamos de escuchar las palabras que Pablo recibió y que son las mismas que dijo Jesús y que seguimos proclamando hoy en nuestras Misas: “Hagan esto en memoria mía”. (1Cor. 11, 24-25). Este gesto prolonga a través de las manos consagradas, la presencia de Aquel que se hizo Pan para la vida del mundo, pero también pone en las manos de todos sus discípulos el pan para que lo compartamos y lo repartamos y así nadie pase hambre.

La comunión con Jesús en la Eucaristía nos convierte en pan, pues quien come el Pan de vida se hace pan, alimento para los demás. El partir el pan, es el gesto que revela la identidad de Jesús porque expresa la vida entregada, donada por la salvación de todos. Gesto que manifiesta, a su vez, nuestra propia identidad, en la medida en que prolonga el gesto de Jesús, permitiendo que otros puedan hoy descubrir su Presencia viva en el pan partido y compartido.

La Eucaristía banquete del Reino, banquete de amor

Así, esta comida comunitaria fruto de la multiplicación de los panes, además de un signo eucarístico es proclamación del Reino de Dios, presente ya en la persona, palabra y actividad liberadora y sanadora de Jesús.

El reinado de Dios es un reinado que trae la paz, la justicia, el amor, y desemboca en la fraternidad.
La Eucaristía nos compromete, nos mueve al amor social, nos hace capaces de construir una sociedad, un país en el que reinan, la paz, la justicia, el amor, una patria de hermanos, la civilización del amor.
El término pan encierra muchos significados: alimento, vivienda, familia, trabajo, cultura, libertad, religión, dignidad personal y derechos humanos, esperanza, amor.

La Eucaristía memorial del amor

La Eucaristía es “memorial” en que actualizamos y anunciamos la muerte y resurrección del Señor. No es un simple recuerdo, sino memoria viva, real y actual; por tanto, dinámica y eficaz, ya que, realiza lo que significa.

Signo visible de la unión que viven los que participan y comparten el mismo pan, ofrecido a todos; ha de ser pleno compromiso con los hermanos más pobres y necesitados compartiendo todo en el amor.
“No haremos memoria fiel de Jesús con sólo recordar su muerte y repetir los gestos y palabras del Señor en la última cena. Habremos de pasar: del recuerdo a la lección de su ejemplo, que es el amor y la solidaridad; del rito a la vida; del signo sacramental a lo significativo, que es la entrega ilimitada de Cristo; de la ofrenda cultual a la reconciliación con los hermanos; en una palabra, a través de la comunión eucarística hemos de llegar a la comunión de la existencia. “Los gozos y esperanzas, las tristezas y angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, lo son también de los discípulos de Cristo” (GS 1 ” ( B, Caballero, En las fuentes dela Palabra).
La Iglesia de Morón, la del camino, la de la posta de los caminantes quiere en estas circunstancias concretas que nos tocan vivir, partir y compartir con todos los hombres y mujeres de esto tierra nuestra de Morón, Hurlingham e Ituzaingo, el pan de la esperanza.

Celebrar la Eucaristía es celebrar la esperanza porque cada vez que “comemos este pan y bebemos de esta copa proclamamos la muerte del Señor hasta que él vuelva” (1Cor 11, 26).

Traemos a este banquete de amor nuestra vida: la familia, la comunidad, el amor de los esposos, de los hijos, de los amigos. Traemos la lucha por una vida digna, por el trabajo que nos permite llevar el pan a la mesa, por la igualdad de oportunidades para todos. Traemos la alegría del barrio, de la ciudad, de nuestras comunidades, capillas y colegios. Traemos también las lágrimas, las angustias, los sufrimientos de los enfermos y el dolor de los que lloran la pérdida de sus seres queridos. Traemos la historia de nuestro caminar como pueblo de Dios. Traemos la vida, Todo queda transformado por el amor de Aquel que entregó su vida por nosotros, todo se llena sentido, aún el sufrimiento inexplicable y hasta la misma muerte. La Eucaristía, memorial de la Pascua, celebra el triunfo de la vida, el triunfo del amor. Por eso nuestra esperanza es cierta.

Virgen del Buen Viaje, Señora del camino, Madre de la Visitación enséñanos a caminar en la esperanza y a partir sin demora para servir y compartir el pan que sacia todas las hambres.

P. Jorge Vázquez
Obispo de Morón