Morón, 4-10-2020 – Solemnidad de Nuestra Señora del Buen Viaje

MADRE ABRAZANOS,

QUEREMOS SEGUIR CAMINANDO

Actualización del Sinodo Diocesano y entrega de Ministerios a seminaristas

Hoy, como Iglesia diocesana de Morón, Hurlingham e Ituzaingó, celebramos nuestra Fiesta, la que nos define.

Nuestro hoy está marcado por la pandemia del Covid 19, que nos obliga a reinventarnos como sociedad y como Iglesia. Así tuvo que hacerlo la Virgen, reinventarse frente al desafío impensado de ser la Madre de Dios, un cambio total de planes y de agenda.

Nuestro hoy, es también el hoy de nuestro primer Sinodo Diocesano, que no se detiene, sino que se reinventa a partir de las nuevas circunstancias desde las cuales Dios nos desafía a que abramos los ojos y los oídos para ver y escuchar. Escuchar, sobre todo, lo que el Espíritu le está diciendo a la Iglesia de Morón; escuchar los gemidos de ese Espíritu que se manifiesta en los gritos de la tierra y en los gritos de los pobres.

Nuestro camino sinodal, que es proceso justamente por ser camino, se encuentra sobre todo en la etapa de la escucha. La Asamblea celebrada en la Vigilia de Pentecostés de manera virtual, ha sido una manera de ver y de escuchar las nuevas circunstancias, no solamente en cuanto a la realidad escuchada, sino también, en cuanto a los caminos nuevos para seguir andando.

En este día, en nuestra Fiesta, se pone de manifiesto, se devela, nuestra identidad: Somos la Iglesia del camino, la de la ermita. Sentimos que nos cae muy bien el primer nombre con que se conocieron a los cristianos: «Los del camino» (Hc 9,2). Esto significa que construimos la Iglesia en la medida que somos capaces de caminar juntos, es decir, de hacer sinodo, que no desemboca en la uniformidad sino en la unidad amasada en la diversidad.

Somos los del camino, pero, sobre todo, nuestra marca registrada, es la de ser «posta de caminantes», la Posta de la Virgen, la posta del pueblo peregrino que actualiza su realidad más honda, especialmente en la peregrinación a Luján.

Esto nos enfrenta con el misterio de esta humilde ermita que originó los caminos de la Patria naciente. Por eso, ayer, fuimos verdaderamente posta en esta 46° Peregrinación a Luján, esta vez hecha desde el corazón y con el alma; y donde en realidad se actualizó el Misterio de la Visitación, pues, al no poder llegar hasta Luján, Ella salió a visitar nuestros hogares, nuestras comunidades, etc. Por eso la recibirnos en casa, en nuestros barrios con mucha alegría.

Virgen del Buen Viaje, Señora del camino, posta del peregrino, te pedimos desde lo más hondo del corazón:

Madre, abrazanos,
queremos seguir caminando

La pandemia nos privó del abrazo como cercanía y expresión por excelencia de lo vincular.

Entre todos los abrazos, el más significativo es el de una madre abrazando a su hijo.

El abrazo trae alivio en las tensiones, consuelo en las aflicciones, ánimo que quita los miedos. Disipa las emociones negativas. El abrazo es contención, protección, afecto sincero.

Madre, abrazanos,
queremos seguir caminando.

Con tu abrazo saná nuestras enfermedades, especialmente las de esta pandemia; con tu abrazo aliviá nuestros dolores.

El abrazo de la Virgen nos anima a seguir caminando, a no detenernos. El abrazo de la Virgen nos regala su ternura de Madre, que nos da fuerzas para continuar la peregrinación de esta vida, un buen viaje cuyo horizonte es la Casa del Padre.

El abrazo de la Virgen fortalece nuestra fe, anima y encamina nuestra esperanza, y llena nuestro corazón de amor.

El abrazo de María es la contención fundamental que necesitamos como Iglesia, como hombres y mujeres de este pueblo. Se trata de la contención de sabernos amados incondicional y gratuitamente.

Querida Madre, como pastor de este pueblo, de esta tierra de Morón, Hurlingham e Ituzaingó, te pido que abraces especialmente a los más vulnerables, a nuestros queridos ancianos, a nuestros abuelos. Que tu abrazo llegue también al corazón de los jóvenes, a nuestros niños, a nuestras familias. Te pido que abraces a los sacerdotes, a los diáconos, a los consagrados y consagradas, a los seminaristas, a las autoridades, a los trabajadores, a las organizaciones sociales, etc.; pero de un modo muy especial, abrazá a aquellos que día a día se juegan la vida cuidando y sirviendo a los enfermos: Médicos, enfermeros, personal de la salud, de seguridad, etc.

Ha sido muy hermoso el abrazo misionero dado de manera virtual a los hospitales, centros de salud, geriátricos, etc., prolongando el abrazo de la Virgen a estos lugares tan necesitados del mismo.

Y también, Madre, te pido que bendigas y abraces a Julián, a Patricio y a Agustín quienes, en este día, en su caminar al sacerdocio reciben el ministerio de acólitos y el de lector.

Madre, abrazanos,
queremos seguir caminando.

“Hoy, como María, nos ponemos nuevamente en camino sin perdernos por senderos que no conducen a ningún lado; sin entretenernos en discusiones que son inútiles, porque no muerden la realidad; sin las nostalgias y añoranzas del pasado que nos detienen, nos frenan y nos impiden caminar; sin quedarnos sentados esperando quién sabe qué condiciones ideales para arriesgarnos a la misión. La Iglesia que prolonga el misterio de la visitación es la Iglesia peregrina, la Iglesia que humaniza, la Iglesia abierta al mundo, la Iglesia que escucha a Dios, que habla desde la realidad y que capta los signos de este tiempo. Iglesia que ve, escucha y se compromete, Iglesia que abre puertas y construye puentes.» (Homilía en la Fiesta de la Virgen del Buen Viaje del 5 de octubre de 2017. Convocatoria al Primer Sinodo Diocesano).

Hoy, los convoco nuevamente a caminar, escuchar y compartir. A una escucha nueva de una realidad nueva. En realidad, la escucha es una característica constitutiva del Sinodo.

Madre del Buen Viaje, Señora del Camino, vení con nosotros a caminar.

+P. Jorge Vázquez