Con la presencia de comunidades de toda las ciudades abaracadas la diócesis, este domingo 15 de mayo la Diócesis realizó su peregrinación anual al Santuario Basílica de Nuestra Señora de Luján. Durante la Eucaristía, presidida a los pies de María por nuestro Obispo Jorge Vázquez, fue admitido como candidato a las sagradas órdenes el seminarista Mauro Monteggia.

Con el lema «Agradecidos por estos 65 años de vida diocesana, guianos Madre peregrina en nuestro camino sinodal», la cita fue a las 14 en la ciudad de Luján para caminar juntos, rezando, cantando y alabando a María rumbo al Santuario donde a las 15, a los pies de la imagen original de Nuestra Señora de Luján, presidió la Eucaristía nuestro Obispo Jorge Vázquez. Durante la Misa, fue admitido como candidato a las sagradas órdenes el seminarista Mauro Monteggia.

En su homilía, monseñor Vázquez se dirigió a la Virgen para sintetizarle el dolor de los años transcurridos en pandemia: «Todavía nos pesa lo vivido, nos sentimos frágiles y temerosos, con miedo a salir nuevamente al camino». La Pandemia impidió dos ediciones de esta tradición anual diocesana.

Pero en la ocasión, siguiendo el lema de la convocatoria, el Obispo también recordó que peregrinaron «a dar gracias por nuestro caminar como Iglesia de Morón en estos 65 años de vida». Y recordando el momento histórico del sínodo diocesano, pidió a la Virgen»Madre, implora para nosotros la luz que nos permita descubrir lo que el Espíritu nos está diciendo como Iglesia de Morón a través de los signos de los tiempos».

«Enséñanos a caminar juntos, haciendo sínodo», pidió el Obispo, e invitó a María a acompañar y caminar «con nosotros, así no nos perderemos por senderos que no conducen a ningún lado». Es que, como explicó, «Madre compartiendo tu abrazo estamos haciendo verdaderamente el camino del sínodo. La sinodalidad es un proceso que partiendo de la escucha y de una experiencia fuerte de comunión y participación, culmina en la misión. Por lo tanto, para que haya sínodo tiene que haber, como en Pentecostés, una salida misionera».

«Madre que tu mirada y tu abrazo nos impulsen a la misión», concluyó.

Homilía completa

Agradecidos por estos 65 años de vida diocesana,
Madre peregrina, guíanos y acompáñanos en nuestro camino sinodal

 

El reencuentro con la Madre                                                                                                                 

Virgencita de Luján, Madre de nuestro pueblo. Somos la Iglesia de Morón que hoy llega nuevamente a tu santuario.

Venimos después de dos años en que la pandemia del Covid nos impidió encontrarnos en esa, tu mirada que llega al corazón, y en ese, tu abrazo que nos contiene y nos cobija, haciéndonos sentir la infinita ternura de Dios.

Todavía nos pesa lo vivido, nos sentimos frágiles y temerosos, con miedo a salir nuevamente al camino.

Por eso, Madre, “te traemos los rostros de nuestros mayores surcados por las lágrimas; rostros agobiados, tristes, necesitados de escucha y sobre todo de cariño. Los rostros de los jóvenes, con miedo al encuentro con los otros. Los rostros de los niños y adolescentes afectados por la imposibilidad de vincularse con sus pares.

Virgen de Luján, esa “tormenta furiosa”, que desató la pandemia, trajo como consecuencia para nosotros una crisis social, económica y política gravísima, que ha agrandado grietas de desigualdad e inequidad y ha provocado el crecimiento de la pobreza, especialmente en los niños y adolescentes.

Caminando Juntos

Madre hemos venido también a dar gracias por nuestro caminar como Iglesia de Morón en estos 65 años de vida. El Espíritu sigue animándonos e iluminándonos como hasta ahora, y hoy nos impulsa a caminar juntos en nuestro primer sínodo. Por eso, queremos pedirte que nos guíes y que nos enseñes a escuchar al Espíritu, siendo dóciles a sus inspiraciones.

Madre, implora para nosotros la luz que nos permita descubrir lo que el Espíritu nos está diciendo como Iglesia de Morón a través de los signos de los tiempos.

Enséñanos a abrirnos a la escucha de los otros en la familia, en la comunidad, en la sociedad. Los otros son nuestros hermanos.

Enséñanos a caminar juntos, haciendo sínodo. Por eso te pedimos que nos acompañes y camines con nosotros, así no nos perderemos por senderos que no conducen a ningún lado; “sin entretenernos en discusiones que son inútiles, porque no muerden la realidad; sin las nostalgias y añoranzas del pasado que nos detienen y nos impiden caminar; sin quedarnos sentados esperando quién sabe qué condiciones ideales para arriesgarnos a la misión. La Iglesia que prolonga el misterio de la Visitación, es la Iglesia peregrina, la Iglesia que humaniza, la Iglesia abierta al mundo, la Iglesia que escucha a Dios, que habla desde la realidad. Iglesia que ve, que escucha y se compromete; Iglesia que abre puertas y construye puentes.” (Homilía de la Fiesta de Nuestra Señora del Buen Viaje, octubre 2017. Convocatoria al Primer Sínodo Diocesano).

Virgencita, queremos seguir tus huellas de peregrina misionera que va abriendo las sendas de la nueva evangelización.

“Por tu intercesión te imploramos: Capacidad de escucharnos y así caminar juntos como portadores de la alegría del Evangelio”. (Oración del Sínodo)

Tu mirada y tu abrazo nos impulsan a la misión.

Madre compartiendo tu abrazo estamos haciendo verdaderamente el camino del sínodo. La sinodalidad es un proceso que partiendo de la escucha y de una experiencia fuerte de comunión y participación, culmina en la misión. Por lo tanto, para que haya sínodo tiene que haber, como en Pentecostés, una salida misionera.

Virgencita, en tu mirada y en tu abrazo nos descubrimos hermanos y se despierta el deseo y las ganas de abrazarnos y de abrazar y contener a todos, especialmente a los últimos, a los descartados, a los enfermos, a los distintos, a las víctimas.

Tu abrazo de Madre nos permite incluirlos, por eso queremos que ese abrazo se convierta en misión. Es necesario partir sin demora, como lo hiciste vos cuando fuiste a servir a tu prima Isabel (Lc. 1, 39 ss), llevando tu abrazo que despierta la esperanza y provoca la alegría.

Virgen y Madre nuestra: estamos viviendo en esta peregrinación a tu Santuario un momento clave de nuestro sínodo. Bendecí nuestro caminar y “ayúdanos a responder a los desafíos de este tiempo, fortaleciendo la fraternidad y el entusiasmo, para comunicar de una manera nueva el anuncio del Evangelio de Jesús, tu Hijo”. (Oración del sínodo)

Madre, que tu mirada y tu abrazo nos impulsen a la misión.

Virgen de Luján, la Iglesia de Morón, haciendo suya la esperanza del pueblo peregrino: sus gozos, sus luchas, sus anhelos y su dolor se pone nuevamente en camino para llevar a todos la alegría del Evangelio.

Madre, que tu mirada y tu abrazo nos impulsen a la misión.

Por último, queremos presentarte otra inquietud y es la falta de vocaciones sacerdotales. Necesitamos sacerdotes con un corazón como el de Jesús para servir y acompañar al Pueblo de Dios.

Madrecita de Luján aquí está Mauro, este joven seminarista que ahora va a ser admitido oficialmente como candidato a las sagradas órdenes. Te pedimos que lo bendigas y lo cuides.

Mauro, sos para todos nosotros un signo de esperanza. Ojalá otros jóvenes se animen como vos a jugarse la vida por Jesús y por su pueblo, o por lo menos a preguntárselo.

Madre que tu mirada y tu abrazo nos impulsen a la misión.

+Padre Jorge Vázquez

Obispo de Morón