El Obispo de Morón, Jorge Vázquez, saludó a los catequistas de Morón, Hurlingham e Ituzaingó en su día, celebrado en la Fiesta de su patrono San Pío X. Lo hizo a través de un videmoensaje distribuido por las redes sociales diocesanas y parroquiales de la diócesis.

“Quiero llegar a ustedes ante todo para felicitarlos y animarlos en esta vocación que es el ser catequista. Ustedes durante esta pandemia han estado presentes. Han sido creativos en muchas oportunidades. Muchos han sabido usar los nuevos caminos, diríamos, de evangelización que son las redes – así tenemos que concebirlas, como caminos que llevan y que traen el evangelio”, reconoció el Obispo.

“Ser catequista, ante todo, es una misión”, continuó, y explicó: “Vocación y misión. No es una función; no es una mera tarea que hacemos en la parroquia porque falta alguien y entonces tenemos que ocupar un lugar. No, no, no. El catequista es alguien que vive intensamente lo que va a decir, que vive intensamente el Evangelio, porque lo que transmitimos ante todo es el Evangelio, pero un Evangelio vivo”.

Recientemente, recordó monseñor Vázquez, el Papa Francisco ha “vuelto a una tradición muy antigua que es el ministerio de los catequistas. El catequista, varón, mujer, es un ministro, y un ministro significa que es ante todo un servidor, ministerio que es servicio, servicio de la palabra, servicio de acompañar en el camino de la fe”.

El Obispo reconoció además la labor de los catequistas en el sínodo diocesano: “Vieron nosotros intentamos caminar juntos, ¿no? Pero este camino es un camino de fe y esperanza, y en este camino también nos van a acompañando otros hermanos, nos van ayudando en el camino, no como maestros ciruelas sino como servidores. Como alguien que esta transmitiendo lo que vive. Ser un Evangelio vivo, un Catecismo vivo. Por eso los animo a profundizar el caminar de la catequesis en este sínodo diocesano, en esta sinodalidad que todos intentamos vivir. Y con la pasión por el Evangelio, por la Catequesis que requerirá de métodos, de caminos nuevos”.

“Todo eso es muy importante. Pero lo más importante es el fuego llevar el fuego de Jesús en el corazón, para que se pueda producir en los demás ese encuentro vivo con un Cristo que nos cambia la vida”, concluyó monseñor Vázquez antes de impartir la bendición.